Adoración Nocturna
¡Adorado sea el Santísimo Sacramento!
¿Cuál es el tesoro más grande del mundo?
Jesús quiso dejarnos su presencia visible que perpetúa, mística y sacramentalmente, el sacrificio de su muerte en la cruz y, con éste, el testimonio de su amor insuperable:‘Nadie tiene mayor amor que el que da su vida por sus amigos’ (Juan 15,13). Por esto, antes de comenzar su pasión, instituyó el sacramento de la Eucaristía, convirtiendo pan y vino en su cuerpo y sangre, y se lo dio a comer a sus apóstoles en la última cena, mandándoles que hicieran lo mismo en memoria suya. Así, la Santa Misa es la renovación del sacrificio reconciliador del Señor Jesús; es también un acto de amor que debe brotar naturalmente de cada cristiano, como respuesta agradecida ante el inmenso tesoro que significa Dios-con-nosotros en el Santísimo Sacramento Eucarístico.
¿Porqué es éste el tesoro más grande del mundo?
Jesús dijo de este pan y de este vino: “ESTE ES MI CUERPO… ESTA ES MI SANGRE” (Marcos 14,22-24) y “El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna” (Juan 6,54). Así, ocultando su grandeza y majestad en el pan y vino sacramental para que nuestra bajeza no se asombre, el mismo Hijo de Dios, el Verbo del Padre, por quién todas las cosas han sido hechas, el que por nosotros bajó del cielo, se hizo hombre, cargó sobre sí todos nuestros pecados y, amándonos hasta el fin, murió en la cruz por nuestra salud eterna, el que resucitó como Rey de la gloria… este Rey del mundo y Señor de señores, reside real y substancialmente en la Hostia consagrada, y está en ella con las manos llenas de dones para santificar, salvar y dar vida sobreabundante a los que ama.